El diario "Levante-emv" recogía hace unos días una noticia (aquí) que ahora toma su máxima actualidad ante la situación en Libia.
Dos religiosas españolas Hijas de la Caridad (congregación a la que pertenecen nuestras compañeras Cristina y Mari Luz), que se encontraban en las poblaciones de Xàtiva y Bétera, atendiendo un centro de ayuda a inmigrantes subsaharianos, tuvieron que abandonar el país africano y volver a Valencia, en medio del conflicto que se está viviendo allí.
Sus palabras son estremecedoras y hablan de soldados fieles al régimen de Gaddafi, de mercenarios, de rebeliones, de sangre, de coches y contenedores ardiendo... Y, en medio, de tanto sufrimiento, pobreza que se ceba en los más pobres y más desfavorecidos, que pone en el punto de mira a niños que se quedan indefensos.
Por eso, Inmaculada Martí e Inmaculada Moya, viven aferradas con pasión a Él, que es la Luz, la Salvación, la Misericordia..., esperando que se produzca el milagro de la paz y puedan volver a Libia a sanar heridas, como buenas samaritanas.
¡Cuánta sangre derramada en una Humanidad herida! Pero... ¡Cuánta salvación y amor son capaces también de transportar desde Él nuestras pobres manos como ungüento de redención!
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